En Junio participé de los cursos prácticos de SEI como estudiante con el objetivo de contar cómo es un día de clases en el laboratorio solar de Paonia, Colorado. Pero me di cuenta que resumir lo vivido a una agenda de actividades iba a resultar incompleto, para lo que en realidad significó esta increíble experiencia.

Cuatro aviones me trajeron a Paonia desde Argentina, en donde me recibió Diane (quien estaba en la lista de hospedajes que me envió SEI) con una enorme sonrisa y la llave de mi pequeño estudio. Al día siguiente pude buscar mi bicicleta en el campus de SEI, y aproveché para dar una vuelta por el pueblo.

Paonia es mucho más que la belleza que dejar ver en sus fotos, es la calidez de su gente, su paz, es el aire purificado por todos sus bosques que entra en tus pulmones y renueva tu energía. Es la brisa del viento en tu cara mientras vuelve a ti esa libertad que sentías de niño cuando bajabas a toda velocidad por una colina en bicicleta. Paonia son puertas sin trabas y brazos abiertos, es sentarse a tomar una riquísima cerveza artesanal, y probar sus exquisitas frutas y verduras orgánicas. Paonia tiene la magia de un pueblo detenido en el tiempo.

El primer día de clases del Laboratorio Fotovoltaico de Sistemas Conectados a la Red, esperaba con mi anotador lista para hablar de paneles solares, pero Brad, el instructor, empezó hablando de una “Sra. Gonzales”. En menos de 5 minutos toda la clase estallaba en una carcajada y entendí en ese momento que iba a ser imposible aburrirse durante las lecciones. La Sra. Gonzales nos acompañó durante toda la estadía y el origen de su historia es un secreto guardado para todos los estudiantes que vienen al campus de SEI.

El campus es, para quienes nos apasiona la energía solar, como una caja de dulces para un niño. Poder interactuar con los distintos sistemas solares, manipular los componentes, instalarlos, diseñar todo el sistema y finalmente ponerlo en marcha es una experiencia inexplicable. Cuando al final del segundo día energizamos nuestro primer sistema y vimos como el medidor comenzaba a restar, confirmamos que realmente teníamos el poder de hacer algo por el mundo. Estábamos reduciendo la huella de carbono generando energía solar. ¡Y todavía había tanto para aprender!

 

Al principio estaba un poco asustada, al no tener una formación previa en electricidad todo parecía un poco abrumador. Pero quedé asombrada con la vasta experiencia y capacidad de los instructores. La forma en que explicaban conceptos tan complejos de una forma tan simple me dio confianza y seguridad.  Además como nos separaron en grupos pequeños todos tuvimos la oportunidad de utilizar las herramientas y hacer las preguntas que fueran necesarias. Aprendí muchísimo de ellos y también de mis compañeros con más experiencia en la industria.

Después de clase, SEI ofrecía actividades recreativas. Esto me permitió relacionarme más con mis compañeros, compartir experiencias, aprender sobre las diferencias en la industria solar de otros países de Latinoamérica, y hacer contactos para futuros proyectos. Nos divertimos muchísimo y logré hacer en poco tiempo grandes amigos. Además como los instructores también participaban nos daba la oportunidad de seguir aprendiendo de aquellas mejores prácticas que solo da la experiencia.

Los almuerzos en el campus de Paonia me hacían sentir cerca de casa. Como podíamos utilizar los hornos solares, pude probar diferentes comidas típicas de otros países que preparaban otros estudiantes. Ni hablar de los helados que SEI nos daba durante clases luego de muchas horas al sol, y el agua helada que siempre estaba disponible en el salón de estudiantes.

Cada pieza en este tan bien diseñado rompecabezas solar encaja perfectamente para que al final de la semana, cuando recibes el certificado en la ceremonia de graduación, sientes que estás volviendo con muchísimo más que solo un entrenamiento solar. Te sientes parte de algo más grande, de un proyecto que se viene gestando hace tiempo y del que ahora eres protagonista. Sientes que tu vida toma un nuevo rumbo y que todo este conocimiento es una poderosa herramienta para modificar tu futuro y el de todos.

Vuelvo a casa con un sensación de gratitud y satisfacción enormes, y sobre todo con muchas ganas de continuar aprendiendo y de desarrollar la industria solar en mi país. Siento que llegué siendo una estudiante y que me voy siendo parte de una gran familia, la familia de SEI.

Si quieres participar de los laboratorios prácticos de SEI, ¡inscríbete aquí! Los próximos se dictan en Septiembre, pon especial atención a los requisitos previos.